DOMINGO 28 T.O. (2013)

DOMINGO 28 TO./C. BEATIFICACIONES MARTIRES del SIGLO XX

        La ingratitud es moneda corriente. Muchos se acuerdan de Dios para expresarle sus quejas o pedir auxilio en los momentos de necesidad. Menos frecuentemente nace de ellos el agradecimiento o la alabanza por lo bueno que hay en sus vidas.

        Naamán y el leproso samaritano agradecen la curación. En general reclamamos los derechos y olvidamos los deberes. Hay mucha gente que no sabe ser agradecida. ¿Egoismo? ¿Indiferencia?

        Rezamos con más frecuencia pidiendo que alabando, adorando y dando gracias a Dios. ¿Nos acordamos de dar gracias a Dios por su gracia y su perdón?

        Qué importante educar para el agradecimiento desde pequeños. Para no ser como los nueve leprosos que no volvieron a Jesús.

        Hoy la Iglesia celebra un acontecimiento para dar muchas gracias a Dios: “LA SANGRE DE LOS MÁRTIRES, ES SEMILLA DE CRISTIANOS”.

        En el marco del Año de la Fe, este domingo 13 de octubre, se celebra en Tarragona la beatificación de 522 mártires españoles.

        Con ellos, la cifra de los mártires de la persecución religiosa del siglo XX en España beatificados serán 1.523, de los que 11 son ya santos.

        Recordemos que sólo entre sacerdotes, seminaristas, religiosos y religiosas fueron martirizados en dicha persecución religiosa un total de 6.832 personas consagradas. Ahora serán beatificados 3 obispos, 97 sacerdotes, 412 religiosos, 3 seminaristas y 7 laicos.

        Entre ellos de nuevo habrá un importante numero de mártires nacidos en NAVARRA: [Hnos. Maristas, Hijas de la Caridad, Religiosos de los Sagrados Corazones; Claretianos; Redentoristas; Hermanos de las Escuelas cristianas de la Salle; Benedictinos, Hospitalarios de San Juan de Dios; Capuchino; Sierva de María]. (De la Carta Pastoral del Sr. Arzobispo)

        Por la beatificación, se glorifica al Señor y se muestra el ejemplo de la vida y de la muerte de los mártires, como lección de ejemplaridad para la vida cristiana. No se trata de reivindicar derechos atropellados, ni de ajuste de cuentas, ni de acusación a quienes condenaron.

        Pero no se puede dejar de reconocer el derecho que tienen a ser venerados aquellos que sufrieron la muerte a causa de su fe, de su amor a Jesucristo.

        Las gentes se maravillaban, de la fortaleza que mostraban los primeros cristianos que eran llevados a las fieras en los circos o para ser degollados por los verdugos.

        Estremece y emociona el relato de los últimos días en la vida de estos mártires que van a ser beatificados en Tarragona. La confianza en Dios, la oración continuada, el sentido de Iglesia y de fraternidad, la perseverancia en la fe… Rubricaban con su sangre lo que había confesado con la palabra y el ejemplo.

        El martirio es un signo de gran valor sobre la verdad del cristianismo; es como su control de calidad. Los mártires aman la vida, mueren perdonando, esperan la vida definitiva en unión con Cristo Resucitado.

        La muerte de estos testigos de Jesucristo es también un impresionante alegato contra el odio, la violencia, la tortura, la falta de libertad religiosa, la vejación de las personas, la intolerancia, el deseo de venganza, la injusticia…

        La sangre de estos mártires es un grito sobre el amor, la misericordia, el perdón a los enemigos, la fidelidad al Evangelio y al seguimiento de Jesucristo.

        Los mártires «con sus palabras y gestos de perdón hacia sus perseguidores, nos impulsan a trabajar incansablemente por la misericordia, la reconciliación y la convivencia pacífica» (Benedicto XVI).

        La glorificación de los mártires no es un signo de revancha ante el mal cometido.No se beatifica ni canoniza a un cristiano contra nadie. La Iglesia no promueve las causas de canonización de los mártires para mantener abiertas las heridas del resentimiento y de la venganza, sino para conservar la memoria de su fidelidad, que nos despierta de nuestra mediocridad y nos evangeliza hoy.

        La generosidad con que los mártires murieron nos invita a nosotros a vivir generosamente. El culto a los mártires debe renovar en nosotros los sentimientos de perdón y de esperanza que ellos tuvieron.         Un mártir es un testigo eminente del Señor, es una palabra viva

rubricada con sangre, es un hermano que desde su unión con Jesucristo nos dirige una recomendación apremiante: recuperad la importancia de la fe en Dios, trabajad por la paz, vivid como hermanos.

        “A nosotros nos toca vivir lo que Benedicto XVI ha denominado «el «martirio» de la fidelidad cotidiana al Evangelio», en medio de una sociedad pagana, que ignora y margina la fe. Para eso, es necesario que Cristo crezca en nosotros y sea Él quien oriente nuestro pensamiento y nuestras acciones. Entonces experimentaremos lo mismo que sintió san Pablo: «todo lo puedo en aquél que me conforta» (Flp 4,10). Ninguna contrariedad, ningún desprecio, nada puede apartarnos del amor de Dios manifestado en Cristo y de la misión evangelizadora que el Señor nos ha encomendado, pues su Espíritu nos sostiene interiormente y él mismo nos acompaña «todos los días, hasta el fin del mundo» (Mt 28,21)”(Arzobispo).

        Vinculados a nuestra parroquia de San Miguel de Pamplona por sus familiares están: P. Ramiro Sanz de Galdeano Mañeru, Benedictino; P. Miguel Goñi Ariz, Redentorista; y Fray Luis Beltrán Sola Jiménez, Hospitalario. Demos gracias a Dios.